A mi parecer el tema de la toma de las tribunas tanto del senado como de la cámara de diputados debe verse, por lo menos, desde dos ángulos distintos. En primer lugar, ciertamente, es un error el que se haya privado a nuestros representantes populares, del foro que institucionalmente se ha creado para que ellos traten los asuntos que atañen a la nación por la vía del diálogo. Peor aún si se puso una enorme manta en la que dice "CLAUSURADO". Esto es tanto como quitarle el lugar que en la democracia tiene la palabra, para sustituirla por un desplante impositivo.
No obstante, en segundo lugar, también debemos condenar el intento de pasar por la vía del "fast track" la iniciativa presentada por el Ejecutivo federal como fue el intento que se llevó a cabo diciendo, según la expresión del coordinador de la bancada panista en la cámara baja, Héctor Larios, de que el tema ya había sido suficientemente discutido. No es así. El asunto debe ser discutido ampliamente por la opinión pública para que esa discusión, como lo marcan los cánones democráticos, pueda alimientar el debate en el Congreso.
El error primigenio hay que atribuirselo a los estrategas de Calderón que no previeron cuál iba a ser la reacción de los duros del Frente Amplio Progresista. Como dice la conseja popular, a esos estrategas "se les hizo bolas el engrudo" y ahora no hayan cómo resolver el entuerto. Acaso alguien sabe dónde anda el flamante Secretario de Gobernación al que públicament el Presidente Calderón le asignó la encomienda de procesar la reforma energética.
martes, 15 de abril de 2008
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